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Mota: “Sin una participación plena, no podemos hablar de una democracia plena”

Este año Uruguay completó 37 años del retorno a la democracia, tras más de una década de dictadura cívico-militar; más allá de este hito la batalla por conocer, acceder y robustecer los derechos humanos en los más diversos aspectos es siempre un desafío para nuestra democracia.

Hoy, a 22 años de iniciado el siglo XXI para el país los derechos humanos aún son un auténtico desafío en muchas de las áreas neurálgicas de la sociedad oriental, entre las que se encuentran la búsqueda de verdad y justicia por los detenidos desaparecidos, los derechos electorales, el goce de derechos básicos como alimentación, vivienda y acceso a un trabajo digno por parte de un importante contingente de uruguayas y uruguayos.

 

Desde Píldoras Digitales la doctora y directora en el Instituto Nacional de Derechos Humanos, Mariana Mota Cutinella habló sobre las fortalezas y debilidades de la democracia, el debe que la sociedad uruguaya aún mantiene con la garantía a los derechos electorales de más de 600 mil uruguayos radicados en el exterior, y en la tarea que los medios y el sistema educativo pueden y deben jugar en cuanto a la promoción de los derechos humanos en el país.

 

Consultada sobre la relación entre derechos humanos y democracia, la Dra. Mota fue clara en señalar que “para un pleno desarrollo de los estados democráticos” es central “la protección de los derechos humanos” mediante la labor de “organismos comprometidos con la garantía y la protección en su ejercicio”.

 

“Para empoderarse hay que conocer cuáles son los derechos que tenemos”, resaltó la especialista; al tiempo que resaltó que “es fundamental la difusión y conocer los derechos” para poder reclamarlos, hacer un buen uso de ellos y saber cómo reivindicar el respeto a los mismos.

 

En nuestro país, luego del proceso dictatorial se ha vuelto habitual relacionar el tema de los derechos humanos a aquellos que hacen referencia a la desaparición, tortura o muerte por el terrorismo de estado y el conflicto armado que vivió nuestro país; no obstante lo cual, la Dra Mota precisó que una amplia gama de derechos humanos “coexisten en nuestro diario vivir” y por lo cual “es importante aterrizar el concepto ya que estamos ejerciendo derechos en el desarrollo de nuestra vida cotidiana”.

 

Los derechos humanos, en esencia, dicen sobre poder “desarrollar una vida digna y en ese marco es donde se integra cada uno de los derechos humanos”, puntualizó.

 

Puede y debe rendir más

Tanto los medios de comunicación como el sistema educativo en su conjunto están llamados a “aterrizar mejor los conceptos de la amplia gama de derechos humanos” y desde temáticas cotidianas “integrar otro tipo de derechos en el diálogo con los niños y los adolescentes” en los ámbitos educativos.

 

En lo que refiere a los medios de comunicación, la Dra Mota puntualizó que “hay poco desarrollo en este sentido y se debería buscar una mayor incidencia a partir de temáticas específicas y concretas para vincular elementos que ocurren en la vida política y social que están en juego”, reflexionó.

 

Los de afuera, ¿son de palo?

“Sin una participación plena, no podemos hablar de una democracia plena”, afirmó la entrevistada al referirse al debe histórico que la sociedad uruguaya aún mantiene con relación al ejercicio de los derechos electorales a que no tiene acceso la diáspora de uruguayos y uruguayas viviendo fuera de fronteras.

 

“Conjuntamente con Surinam somos dos los países que no tienen garantizado el voto en el exterior en la región. Estamos hablando de 600 mil personas a los cuales se les tiene restringido totalmente su derecho a participar en las decisiones políticas del país, lo cual no tiene explicación en un contexto donde la movilidad humana es tan dinámica”, comentó.

 

Desde el 2020 un grupo de personas presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos un petitorio para que el Estado uruguayo revierta esta situación y permita que quienes residan fuera del país puedan ejercer sus derechos electorales.

 

La Dra. Mota recordó que el país “vivió dos procesos migratorios importantes, uno motivado por cuestiones políticas durante la dictadura y luego por motivaciones económicas, por lo cual hay una diversidad muy importante en esa población de la cual no sabemos que piensan, porque el país no les permite participar”, reconoció.

 

“Nuestra constitución reconoce el derecho a la participación política de sus habitantes y el no reconocerlo limita el concepto de democracia” por lo cual “no contamos con una democracia amplia y completa en tanto y en cuanto excluye en forma absoluta al 17% de la población del Uruguay”, remarcó.

 

Esta situación “limita la representación política” del país, al tiempo que constituye “un reclamo legítimo” de quienes por diversos motivos se encuentran fuera del país “y están atentos a lo que aquí pasa tanto en lo político, como en lo social, colaborando desde dónde les es posible”, puntualizó.

 

Las nuevas tecnologías: ¡¿solución o problema?!

Nuestra realidad nos muestra un importante número de herramientas digitales que nos aportan nuevos derechos a nuestras vidas, facilitando el acceso o el ejercicio de ellos, pero también reclamándole a la sociedad “instrumentos que permitan una mejor vida o desarrollo personal”.

 

“A la vez que se avanza en la tecnología, debería también avanzarse en los sistemas que garanticen el derecho inalienable de las personas al cuidado de su información personal, de su imagen y de sus datos”, reconoció la entrevistada.

 

Dentro y fuera de las redes, nuestros derechos corren riesgos que deben ser atendidos y para ello “nos falta desarrollo de mecanismos para poder prevenir, mitigar y reparar el daño”, reflexionó la Dra. Mota.

 

De vulnerabilidades y vulnerados.

Si bien, el acceso y ejercicio pleno de mucho de los derechos humanos consagrados nacional e internacionalmente le son esquivos a muchas personas, no es menos cierto que quienes levantan la bandera por defender, no solamente sus derechos sino los derechos de los otros, se encuentran con un panorama poco alentador muchas veces.

 

Defensores de derechos humanos, ambientales o sociales en general se vuelve complejo “cuando el Estado no garantiza ciertos derechos, quienes se dan a la tarea de reclamar por esos derechos transitan por caminos en solitario en lo que es el amparo”, se cuestionó.

 

“La no protección de las personas que trabajan en los derechos humanos es una falencia. Cuando existe en forma débil desde el Estado una debida protección a esos derechos y por lo tanto existen defensores que reclaman la protección de esos derechos, partimos de una falta de protección y una vulneración y ese mismo Estado que no es eficiente en esa protección, tampoco resulta eficiente en la protección de quienes reclaman la verdadera protección del derecho”, concluyó.

 

Los derechos humanos en el horizonte uruguayo

La Dra. Mota se mostró contraria a que las reformas que se le intentan desplegar sobre la institución de derechos humanos en el país, terminen por partidizar la lucha por los derechos humanos en el país, “me preocupa especialmente cómo desde determinadas tiendas políticas se considera que los directores deberían responder a mayorías eventuales parlamentarias, lo cual es muy preocupante” expresó.

 

Cuestionó además los señalamientos que desde determinados sectores del espectro político se le hace a la actual conformación del Instituto y consideró negativa que se busque dar una proporcionalidad política a la integración de sus miembros, a las puertas de la elección de nuevas autoridades.

 

Ante lo cual manifestó que “los derechos humanos van por encima de banderías político-partidarias. Si perdemos ese norte, creo que la institución se pierde, en el sentido de tener un trabajo que mire solo por los derechos humanos y si bien es un organismo joven, sin duda tiene que ser mejorado, tiene que desarrollarse en otros lados del país, tiene que tener más cercanía con la gente, pero lo que no puede hacerse es partidizarse”, acotó.

 

“De partidizarse deja de ser un organismo de derechos humanos para hacer un organismo que vela por agendas política-partidarias y eso significaría un ir para atrás en lo que a derechos humanos se refiere”, concluyó.


Especial por Víctor M Rodríguez para #SiQueSePuede 

 

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