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Entropía, desorden y medios. Los cambios que vienen

1. Un fantasma recorre el mundo de los contenidos. El fantasma de la irrelevancia. Durante los últimos años, las plataformas tecnológicas hicieron que muchos medios, periodistas y creadores de contenido sintieran que su propuesta en la esfera digital era particularmente relevante.

 

Impulsados por la dopamina que producen los likes, los shares y los dólares que venían aparejados con la masividad, decenas de medios y proyectos informativos se convirtieron en maquilas de contenidos al por mayor. 

 

Pienso en un montón de medios tradicionales, pero también en Cultura Colectiva, en Playground o en el mismo BuzzFeed, que apostaron por crecer sus plantillas de la mano de su dominio del algoritmo.

 

Hace unos años, un "medio innovador exitoso" tenía algunas de estas variables: videos amenos y explicativos; quizzes y listas curiosas; periodismo gonzo y provocador; gatitos, memes y chismecito. 

 

No sé si alguien lo recordará (o pagó por esto), pero durante un buen tiempo se dieron cientos de talleres y cursos de Growth Hacking y proliferaron las agencias y consultorías para "impulsar el crecimiento vía SEO".

 

Hasta que un buen día, las plataformas tecnológicas decidieron cambiar su algoritmo, sus prioridades de fondeo, o sus estrategias de vinculación con medios, y muchos de estos proyectos colapsaron, se redujeron, o tuvieron que modificarse rotundamente. 

 

También pienso en el anverso de esos medios de aspiración masiva, en esa constelación de proyectos independientes que, de pronto, comienzan a verse más parecidos entre sí. Muchos compiten, siento, en ver quién es más woke, más progresista, más políticamente correcto, más defensor de las buenas causas, de la democracia, de las libertades (oh, sí). 

Foto: Cocoandwifi by Pyxabay "Oficina en casa, Persona y Trabajo"
Foto: Cocoandwifi by Pyxabay "Oficina en casa, Persona y Trabajo"

Y sin embargo, son proyectos frágiles y endebles en términos financieros y administrativos, que dependen en su mayor parte de 1) el trabajo –voluntario o no– y la energía de sus integrantes, o 2) de grants de fundaciones filantrópicas, 3) premios y subvenciones para crear contenidos que apenas un puñado de personas (usualmente, los mismos periodistas) leerá y comentará.

 

En este océano de contenidos de todo tipo (textos, artículos, reportajes, pódcasts, documentales, películas, libros, memes, TikToks...) un producto más o menos difícilmente cambiará la vida de nadie. Y sin embargo, aquí estamos. Tratando de encontrarle sentido a esto que hacemos. 

 

2. El maldito concepto de entropía. Si de niño hubiera desarrollado un mejor pensamiento matemático, seguramente habría estudiado física o astronomía, o alguna disciplina intermedia. Pero uno hace lo que puede con lo que tiene. El caso es que hay un concepto de la termodinámica que, desde que lo leí por primera vez, me impactó profundamente.

 

Es el concepto de la entropía. En términos coloquiales, la entropía es esa energía en exceso en un sistema que no produce movimiento, que se desaprovecha, y que tiende al desorden. 

 

El desorden, en términos físicos y probabilísticos, es el estado más natural de prácticamente todo tipo de sustancias y fenómenos: los átomos de un gas, por ejemplo. Un plato de porcelana que se rompe. Un incendio en el bosque. Tu cuarto, que no limpias.

 

Una de las cosas curiosas de la entropía en el universo es que siempre es creciente, a la larga siempre aumenta. Y si bien la entropía (y el desorden) puede parecer lo más "natural", lo cierto es que hay fenómenos que desafían su lógica. 

 

La vida, por ejemplo. Que nuestros átomos tengan una estructura específica que forman moléculas, que forman tejidos, que forman huesos y músculos, que crean sensaciones, emociones y pensamientos, es una extraña maravilla, cuando lo más sencillo sería que esos átomos deambularan eternamente por las galaxias, agujeros negros y lo que se presente.

 

Y aquí va la última reflexión sobre este tema: ordenar algo siempre requiere movimiento, energía, a sabiendas que cuando algo es expuesto a un cambio, difícilmente regresará a su estado original. 

 

3. Hay una distorsión en la fuerza (mediática): llevamos años preguntándonos sobre el presente y el futuro del periodismo, sobre sus modelos de negocios, sobre sus formatos e innovaciones, sobre su utilidad social, sobre su razón-existencial. Y sin embargo, nunca había visto a tantos colegas tan cansados, decepcionados, apesadumbrados (aunque a veces digan lo contrario). 

 

Angustiados por las finanzas de sus medios y las suyas propias, por las amenazas que reciben de parte de regímenes autoritarios, por la polarización y el escaso debate que existe entre posturas diversas, por la poca confianza que generan sus marcas. No estoy descubriendo el hilo negro de nada, pero sí hay un cambio fundamental. 

 

Cuando las grandes plataformas tecnológicas entran en reajuste, cuando el mundo vive varias crisis en simultáneo, los fondos y apoyos dirigidos a periodismo, libertad de expresión y medios independientes es lo primero que se recorta. Pero estos cambios que estamos viviendo no son coyunturales. Van a transformar de tajo nuestra relación con los medios hoy y mañana. 

 

4. No necesitas (solamente) un psicólogo. Necesitas un sindicato. Esta frase está en uno de los capítulos más interesantes del libro Malestamos, cuando estar mal es un problema colectivo de Javier Padilla y Marta Carmona. En estas épocas en que se empieza a hablar más de salud mental, se ha convertido casi en un lugar común que te manden a terapia. 

 

Y si bien la terapia psicológica puede hacer aportes significativos a nivel individual, lo cierto es que su impacto en términos colectivos es apenas marginal.

 

Colectivizar, crear comunidad, organizarse, velar por unos y otros es el camino largo, pesado, menos entrópico. Y sin embargo, el único que puede producir cambios profundos y sistémicos. 

 

5. Pocos medios reflexionan, en realidad, sobre la big picture. Podemos hacer grandes reportajes. Podemos crear medios de nicho. Realizar productos hiper especializados para un público concreto. Subirnos a la tendencia del momento. 

 

Experimentar, improvisar, sobrevivir. Pero en el fondo, nos damos muy poco tiempo para reflexionar sobre lo que estamos narrando, sobre lo que estamos viviendo, sobre los impactos que estamos recibiendo. No es sencillo, por supuesto. Nadie es capaz de abstraerse para ver, siempre, la imagen completa. Pero habría que intentarlo. 


 

Por Jordy Meléndez, codirector de Factual / Distintas Latitudes y e impulsor de #NewsletterLATAM


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