La región del Catatumbo, ubicada en la frontera colombo-venezolana, vive una nueva escalada de violencia que reaviva viejas heridas y plantea desafiantes interrogantes.
"El Catatumbo es una región binacional donde no hay realmente una diferencia sustancial entre los territorios y las idiosincrasias de ambos lados", explica la periodista e investigadora Danna Urdaneta. Esta afirmación resalta cómo los conflictos trascienden las fronteras y afectan profundamente a las comunidades que habitan este corredor cultural y geográfico compartido.
El Catatumbo ha sido escenario de masacres, desplazamientos forzados y la presencia de actores armados como paramilitares, narcotraficantes y megabandas. "Esta es una región de suma conflictividad, principalmente por el abandono estatal", enfatiza Urdaneta. El resultado es una "degradación total del conflicto", alimentada por la injerencia de actores internacionales y la falta de políticas efectivas de desarrollo fronterizo.
En este contexto, la declaración del presidente Gustavo Petro sobre el estado de conmoción interior busca dar respuestas rápidas a la crisis. Sin embargo, esta medida también ha generado críticas. "La suspensión de los diálogos de paz dinamita el proceso de paz total, aunque no lo hiere de muerte", advierte Urdaneta, quien resalta que el momento crítico requiere voluntad política y estrategias efectivas para superar los obstáculos.
Impacto en las comunidades vulnerables
El recrudecimiento de la violencia ha dejado un saldo devastador: desplazamientos masivos, líderes sociales amenazados y asesinatos de firmantes de paz. "Este conflicto revictimiza a comunidades enteras", lamenta Urdaneta, quien destaca que los afectados son principalmente campesinos, menores de edad y trabajadores esenciales como docentes. Estas personas buscan refugio en Venezuela o en centros urbanos como Cúcuta, donde los recursos para atenderlos son limitados.
Además, los grupos armados han perdido gran parte de su ideología fundacional. "Hoy, estos grupos actúan más como redes criminales que como movimientos políticos insurgentes", señala Urdaneta. La conexión entre estos grupos y el narcotráfico ha amplificado la violencia, dejando a las comunidades atrapadas en un ciclo de represión y abandono.
Una región que clama por la paz
"La región necesita un liderazgo fuerte y una política fronteriza que priorice el desarrollo y la seguridad", sostiene Urdaneta. La periodista destaca el papel crucial de las mujeres en las comunidades afectadas: "Ellas sostienen a las comunidades y llevan adelante a Colombia tras cada combate". Su resiliencia es un ejemplo de cómo las comunidades locales podrían liderar esfuerzos de reconciliación.
El papel de Venezuela también es clave. "La ausencia de políticas efectivas de desarrollo fronterizo en Venezuela permite que los grupos armados encuentren refugio y operen con impunidad", afirma Urdaneta. Es fundamental que ambos países coordinen esfuerzos para garantizar la seguridad y abordar las causas estructurales del conflicto.
Recomendaciones para el futuro
Según Urdaneta, hay tres pasos cruciales para avanzar hacia la paz:
- Acatar el Derecho Internacional Humanitario: Los grupos armados deben respetar el principio de distinción entre civiles y combatientes
- Reforzar las políticas de desarrollo: Invertir en infraestructura y servicios básicos en las fronteras para reducir el abandono estatal.
- Promover un liderazgo feminista en los procesos de paz: Destacar el papel de las mujeres en la negociación y reconstrucción social.
En palabras de Urdaneta, "la paz con justicia social en Colombia no está fuera de alcance, pero requiere voluntad política, acompañamiento internacional responsable y, sobre todo, un enfoque humano y comunitario".
A la luz de los hechos de los últimos días, el Catatumbo simboliza los desafíos más profundos del conflicto armado en Colombia y su impacto regional. La colaboración binacional, junto con un enfoque renovado en el desarrollo y la reconciliación, podría ofrecer un camino hacia la paz en una región que clama por soluciones duraderas. Tal como lo expresa Urdaneta, "este es el momento de priorizar a las comunidades y construir un futuro libre de violencia".
Periodista. Director del Podcast ComPol ES LA HORA DE HABLAR
Diplomado en Comunicación y DDHH
ESPECIAL para Coalición Digital por el Periodismo
siquesepuede@gmail.com
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